El Lince

Mitos y Leyendas
Mitos y Leyendas

Dice la leyenda, que el lince boreal, como nuestra Nidawi, fue conjuntamente con el lobo una de las materializaciones del peligro y del miedo, en muchas zonas del antiguo Turín, en Italia.

Su índole elusiva, su predilección por las horas nocturnas y la acción individual (comportamiento visto como signo de fuerza y agresividad), su carácter felino (ya sospechoso en el gato y, en este caso, reforzado por sus proporciones: un peso de hasta 25 kg., una altura de 60 a 70 cm. hasta la cruz y una longitud de hasta 120 cm.), la falta de antagonistas que pudieran competir con él en la búsqueda de alimentos y un conocimiento algo aproximativo del animal en los periódicos del pasado, contribuyeron en modo determinante a la creación de la imagen deformada que de él tenían los antiguos habitantes de esta hermosa ciudad.

Entre las zonas en que mejor se ha conservado su recuerdo destaca la de Torre Pellice, donde para convencer a los niños de que no salieran de casa por la noche, la mejor amenaza, usada en los relatos populares, contaba que, al atardecer, el animal bajaba de las anfractuosidades del Monte Vandalino para atacar a quienes se aventuraran en su camino. Únicamente aquellas personas que resultaran ser más altas que su cuerpo extendido y con las patas anteriores puestas sobre los hombros de la víctima potencial, podían salvarse de un fin horrible.

Este curioso sistema de medición se repite en todas las leyendas locales protagonizadas por el lince y, muy especialmente, en las historias ambientadas en el alto valle de Angrogna, en la Vaccera y en el Valle Germanasca.

Así, por ejemplo, se cuenta que en la primera de las mencionadas localidades, el alto valle de Angrogna, dos aldeanos, después de recoger heno durante todo el día y sintiéndose cansados, deciden echarse un sueño en el mismo lugar donde acaban de trabajar: uno, sobre un montón de heno, y el otro, en el suelo. Acababa de adormecerse este último, cuando un lince se le acerca y se echa a su lado para medirlo. No obstante, tras comprobar que el hombre no entraba dentro de sus parámetros de presa, el animal se alejó. El compañero, que había presenciado la escena sin intervenir, por temor a irritar al lince, despertó a su amigo, le contó de la peligrosa situación de la que se había salvado, y ambos corrieron en busca de refugio…

Pero a pesar de todo, su terrible fama no fue impedimento para que el lince boreal, más comúnmente conocido como lobo cerval, lobo atigrado, gato montés…, fuera elegido, en 1603, para emblema de la más importante asociación científica de Italia: L’Accademia dei Lincei.

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