Nuestra Ginebra es el duende más dulce de todos. Se trata de una lechuza común (Tyto alba). La lechuza es un ave rapaz nocturna que, a diferencia de los búhos, no tienen plumas alzadas que parecen orejas.
Las lechuzas se alimentan principalmente de pequeños roedores, como el ratón y la musaraña, y de murciélagos y lagartijas; en ocasiones, de pequeños pájaros e insectos. Tienen el dedo externo oponible y les ayuda para agarrar y manipular a la presa.
Si veis alguna de cara a la pared, no es que la hayan castigado, es porque está camuflándose e intentando pasar desapercibida.
Su disco facial le sirve para recibir mejor los sonidos y localizar a sus presas. Caza exclusivamente por la noche con su vuelo silencioso.
Antiguamente, los graneros agrícolas le ofrecían no solo ratones, si no también cobijo. Su habito de anidar en campanarios ha hecho que la denominen en algunas zonas “lechuza de campanario”; depositando los huevos donde no la moleste el estruendo de las campanas. En la Península Ibérica se creía que las lechuzas se bebían el aceite de las lámparas de las iglesias, dejando a los santos a oscuras. Al posarse sobre las lámparas o rozarlas y derramar el aceite, se creía que odiaban la luz, como si fueran espíritus malignos.
¿Te has fijado en la lechuza de Harry Potter? Seguro que te has dado cuenta de que eso no es una lechuza, sino un búho nival. El error proviene de la traducción que se hizo de los libros, se equivocaron y lo llamaron lechuza.