Nuestro sistema de enseñanza busca transmitir a nuestros visitantes, en especial a los niños, la importancia de cuidar el medio que les rodea y a todos los seres vivos que lo forman.

Tratamos de explicar, de forma divertida y misteriosa, cada punto de interés, para así despertar en ellos la pasión por la naturaleza y la necesidad de protegerla, con el objetivo de sembrar compromiso, para que generaciones posteriores puedan disfrutarla.

Para ello, nuestro equipo de biólogos ha desarrollado un censo de la fauna y la flora que existe en el lugar, mediante técnicas de fototrampeo, rastreo e identificación de huellas y rastros, avistamiento de aves, etc. Gracias al sistema utilizado por los biólogos y el cariño con el que se ha tratado a los animales que habitan la zona, estos se dejan ver a lo largo del recorrido. Esto nos permite observar animales, como zorros, rapaces diurnas y nocturnas, mustélidos, cérvidos,  jabalíes, etc., en su medio natural.

Con ayuda de pedagogos, toda la información obtenida por nuestros biólogos se ha adaptado y ha sido transformada en una bonita historia, a modo de cuento, en la que todos los puntos de interés están enlazados, desde el primero, hasta el último. Los animales se presentan como duendes protagonistas del relato y las plantas como base alimenticia, y el conjunto de todos ellos hace de la senda un recorrido lleno de magia y fantasía, donde los niños están deseando avanzar a un nuevo punto, para ver qué historia se va a contar en él, en qué nuevo juego van a participar o qué animal va a aparecer.

Además, enseñamos cómo las diferentes culturas, desde el Paleolítico, hasta el hombre contemporáneo, han vivido y modificado el encinar y el impacto que han producido en él,  una oportunidad, para algunas especies, y para otras, una amenaza.

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