Jara común

Jara común

La jara común o pringosa (Cistus ladanifer) es probablemente una de las plantas más conocidas, por sus inconfundibles flores, su aroma y sus hojas pegajosas y brillantes. Sus hojas producen una fragante oleorresina, conocida como ládano.

El ládano es una sustancia resinosa que la planta emplea para evitar competencia de otras especies vegetales. Al parecer, inhibe el crecimiento de otras plantas, lo que viene muy bien a la jara, que ya se las tiene que apañar en suelos pobres que no ofrecen muchos nutrientes que compartir. Actualmente, el ládano se emplea en la industria de la perfumería, especialmente como un fijador. Antiguamente, el ládano se tomaba en jarabes para la tos. También fue usado como antiséptico, en caso de leucorrea, y en la preparación de linimentos, pomadas y emplastos, para el tratamiento de dolores reumáticos; era muy apreciado como cicatrizante, sedante, desinfectante y para elaborar una sustancia que supuestamente ayudaba a curar las hernias. Para la recolección del ládano se empleaban cabras, a las que se dejaba en los jarales con la intención de que terminaran impregnadas de esta sustancia pegajosa. Posteriormente, se procedía a “peinar” a los animales y así separar de su pelo la preciada resina.

Del mismo modo, las flechas o dardos usados en las ballestas medievales se fabricaban con madera de las ramas de jara.

Como curiosidad, cabe destacar, que la jara es una planta «pirófila», es decir, utiliza al fuego como aliado, para su rápida reproducción. A pesar de no poseer en su parte aérea una estructura capaz de resistir las llamas, sus raíces logran sobrevivir si el fuego no es catastrófico, por lo que, brotan desde ellas con inusitada fuerza, a los pocos días del incendio, y gracias a esta ventaja logran reconstruir el ecosistema. Asimismo, utiliza las cenizas de otras especies vegetales como nutrientes, logrando así librarse de sus competidoras.

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